Diablo 4 trae de vuelta la saga de rol y acción nº1 de Blizzard desafiándonos a acabar con incontables males, dominar un sinfín de facultades, superar mazmorras de pesadilla y coleccionar botín legendario. Los también creadores de Overwatch y Warcraft garantizan un videojuego con nuevas características infernales, retos brutales, y un indiscutible retorno a la oscuridad para disfrutar en solitario o con amigos, recorriendo escenarios de siniestra belleza o explorando un mundo compartido donde encontrarse con otros bárbaros, druidas, nigromantes, pícaras y hechiceras para comerciar, luchar contra jefes del mundo o entrar en zonas JcJ donde ponerse a prueba.

Diablo 4 ambienta su acción muchos años después de los acontecimientos narrados en Diablo 3, tras tener lugar la pérdida de millones de vidas que causaron las acciones de los Altos Cielos y los Infiernos Abrasadores que crearon un vacío de poder ideal para el resurgir de un nombre legendario: Lilith, hija de Mefisto, el supuesto progenitor de la humanidad. Todo esto sirve de pretexto para reclutar a nuevos jugadores dispuestos a explorar un mundo completamente abierto, con hasta cinco regiones tan peligrosas como distintas, pero conectadas entre sí para permitir un viaje sin interrupciones. Todo ello con una dirección de arte a la altura de una franquicia tan emblemática como querida por el público, pero sin dejar de buscar además una evolución en su gameplay.

Y esto pasa, entre otros trabajos en el área de innovación de juego, por dar respuesta a algunas de las sugerencias de la comunidad, que han tenido varias quejas en los últimos años hacia Blizzard por la excesiva dependencia de determinados objetos, por ejemplo los legendarios. De este modo, se espera que este cuarto episodio de la saga trate de dar más peso a las decisiones y a las posibles configuraciones. Hay, además, cambios importantes en el sistema de habilidades y talentos, con intención de ofrecer algo más profundo.